Viernes, 29 Julio 2016 00:00

Efectos de la privación de libertad

Escrito por *Dipl.Psych. Guiomar Bejarano Gerke
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Efectos de la privación de libertad Fotografía: Fundación CONSTRUIR - Hechos Imaginarios

La privación de libertad conlleva una serie de consecuencias pues la situación de vida de la persona cambia radicalmente. La pérdida de la libre locomoción es un impacto emocional y social muy severo por el cambio involuntario abrupto de hábitos, contexto, gente, pérdida de intimidad, etc. Supone una pérdida de nexos familiares a corto, mediano o largo plazo, así como una posible pérdida de rol sexual, deterioro de su identidad y otros factores psicológicos, incluidos la percepción y la autoestima. La cárcel implica una sujeción a normas impositivas por el sistema en cuanto a horarios, espacios, vestimenta, comida y otros. Todo ello enlaza hacia el desarrollo de un nuevo código de conducta y valores, incluso más allá del sistema de control, más bien regido y dirigido por los internos más antiguos, quienes en su proceso de adaptación han generado ciertos roles y status al interior del penal, mismos que en muchos casos deben cumplirse, incluso con violencia.

Sin embargo no debemos olvidar que estos factores mencionados dependen mucho del tipo de cárcel. Bolivia tiene un sistema carcelario sui generis donde varios de estos elementos no se presentan o se presentan de distinta forma. Así se observa en las cárceles, en especial las de varones, una mayor permisividad al ingreso de los distintos miembros de la familia, inclusive con pernocte o que ingresen mujeres visitantes que se relacionan con los internos, factores que influyen sobre los efectos de la prisionalización. Sin embargo la cárcel genera de todas formas una subcultura per se en los internos, basada principalmente en acciones tendientes a defender los derechos de éstos frente al personal de guardias y el sistema. El objetivo es conservar su integridad personal manteniéndose firmes ante las adversidades, soportando las frustraciones para no perder la dignidad.

Esta nueva conducta del interno surge como un proceso de adaptación de sobrevivencia emocional-afectiva humana para no desestructurarse como persona haciéndoles frente a los sufrimientos psicológicos que conlleva la pérdida de libertad, al sentirse además rechazados por la sociedad.

Así es que la prisionalización resulta ser un proceso por el que atraviesa un interno por su permanencia en la cárcel, mismo que asume, incluso sin darse cuenta de ello y que le genera una conducta, acciones y valores propios de una subcultura carcelaria. El ser humano debe adaptarse a cualquier adversidad para sobrevivir y eso es lo que hace un interno durante su permanencia en mayor o menor escala.

En relación al tipo de delincuente, se pueden plantear 3 clases según Schrag, citado por Echeverri (2010):

►Delincuente Primario: internos que han cometido su primer delito por factores circunstanciales no premeditados, lo que genera en ellos un enorme nivel de ansiedad e impacto. El nuevo entorno les resulta especialmente intimidante y puede crear en ellos un efecto de arrepentimiento y reflexión. En este grupo se puede tener delincuentes que cometieron cualquier delito, pero que depende de su reacción ante el sistema y sus factores personales para que no reincida.

►Delincuente Ocasional: este delincuente ya ha pasado por el sistema carcelario por una clase o más de delitos, desde robos hasta delitos con connotación violenta. Este delincuente acepta las normas de la cárcel porque las conoce, pero también está dispuesto a transgredir minimizando su responsabilidad.

►Delincuente Habitual: son internos que han hecho del delito su modus vivendi y han estado entrando y saliendo de la cárcel toda su vida adulta. Su vuelta a prisión es considerada como de “mala suerte” y piensan que “la próxima no me agarran”. Sienten que la forma de vivir es la ilegal. Su adaptación al penal es rápida por la costumbre a ello. Este grupo puede incluir a psicópatas y dentro de éstos a los delincuentes sexuales. Para este tipo de personas la frialdad de sus reacciones será un factor importante para su supervivencia en la cárcel, al controlar sus reacciones, conductas y actitudes, pues en varias cárceles el “código” de éstas hacen del delincuente sexual una persona “no grata” en especial si su víctima fue un niño o una niña. A su vez este delincuente para sobrevivir deberá ser mostrar dureza personal, resistencia y fortaleza física y mental.

Los efectos de la prisionalización son variados y dependen básicamente de 3 factores:

► De la personalidad del individuo a través de la forma en la que razona, las metas que tenga, su autoestima, su nivel de agresividad, la presencia de rasgos psicopáticos, entre otros.

► De su familia a través de sus valores, presencia de dependencias de alcohol u otros similares, problemas intrafamiliares, presencia o no de apego afectivo primario, presencia o no de afectos recibidos, recursos económicos, grado académico, etc.

► De la sociedad: a través de la actitud que muestre la sociedad hacia conductas desadaptadas y en general, de la forma de influir en las personas.

La sintomatología o efectos propios de la privación de libertad se observan a través de los siguientes elementos:

► Ruptura con el mundo exterior: el hecho que se aísle de la sociedad le produce al interno un alejamiento de todo aquello que el mundo libre, implica.

► Contaminación psíquica e ideológica: el interno llega a contaminarse de la subcultura carcelaria, coadyuvando al deterioro de su persona en el campo afectivo, emocional, de los valores o la ideología en la que pudo formarse, restándole capacidad para resocializarse.

► Adaptación al medio carcelario: sufre un deterioro psíquico al adaptarse al medio, mismo que puede dificultarle en su proceso de resocialización.

► Proceso de desvinculación familiar: el interno se va alejando de su familia poco a poco y puede irse sintiendo cada día más solo, aislado, marginado por su propia familia y la sociedad.

► Identificación del desarraigo social: al pasar del tiempo y en el proceso de adaptación asumiendo la vida y códigos carcelarios, cada vez se relaciona más con los otros internos, lo que puede contribuir  a la mayor degradación de su conducta.

► Desadaptación social: permanecer por determinado período en prisión le hace olvidar que fue un ser social y que algún día, cuando recupere la libertad, le puede ser difícil el readaptarse y  vivir en sociedad.

La vida en prisión afecta a través de los siguientes factores psicológicos:

► Ansiedad: dependiendo de las circunstancias en las que haya sido encarcelado, la ansiedad del interno se torna elevada en especial al principio, reduciendo los niveles a medida que se va adaptando a la situación.

► Despersonalización: el hecho de tornarse un interno más del recinto, posiblemente no poder tomar decisiones personales sobre varios factores: celda, compañías, comida, manejo de su tiempo, etc., puede conducir ello a que se aleje de sí mismo.

► Pérdida de intimidad: el compartir una celda con otra persona y la dificultad de poder elegir y tener un espacio privado para encontrarse con uno mismo, genera dificultad en la propia intimidad, más aún si hay hacinamiento.

► Autoestima: el efecto social, familiar y personal de perder la libertad afecta directamente sobre la seguridad personal y el valor que la persona siente por sí misma, llegando a tener la sensación de ser una ser sin ningún valor.

► Falta de control sobre la propia vida: la rutina carcelaria en cuanto a horarios, comida, trabajo, aseo, etc. son factores que desestructuran al interno. A ello se suma la realidad que la permanencia en la cárcel le quita la posibilidad de seguir trabajando en su rubro habitual, así como la idea de desconocer y perder el contacto con su familia, le genera una sensación de desamparo.

► La sexualidad: en prisiones de estricto control y rigidez la sexualidad del interno queda truncada, por lo que muchos de los internos de esa situación optan por un posible cambio de orientación sexual o la abstinencia.

► Ausencia de expectativas: dependiendo del curso del proceso penal o de los años de prisión asignados, el interno suele ir perdiendo una meta de desarrollo personal productivo en el campo familiar, laboral u otro, pues se centra únicamente en la obtención de su libertad, sin pensar en realidad en lo que realmente hará cuando la tenga.

A manera de conclusión se puede plantear que los efectos de la privación de libertad dependen del sujeto, de su familia y de la sociedad, pero en nuestro medio boliviano, dependen adicionalmente del tipo de prisión en el que vive el interno, pues la rigidez o no en el tipo de control y en general, las particularidades de nuestros centros penitenciarios generan otros efectos o estos mismos pero en diferente forma y grado. Ello nos debe motivar a hacer una revisión sobre los efectos que generan nuestros sistemas carcelarios, en especial mirando hacia el objetivo de la cárcel: la resocialización.

* Dipl.Psych. Guiomar Bejarano Gerke - Psicóloga en Área Forense

Visto 30811 veces Ultima modificación en Sábado, 30 Julio 2016 12:33
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